Un pequeño lujo para la cena. ¿O son dos?

Queridos todos, no sé si vosotros hacéis propósitos para el año nuevo. ¡¡Yo sí!! Los hago para año nuevo, para comienzo de curso, para comienzo de verano, para el día 1 de cada mes, para el comienzo de la primavera, para el día de mi cumpleaños... Mis buenos propósitos nunca evolucionan. Siempre se quedan en propósitos, snif. Y como los del día 1 de enero fallaron ese mismo día 1, me he acogido al año nuevo chino. Y no por el conejito de marras, sino porque el Destino me da una nueva oportunidad para que el Cambio campe a sus anchas en mi vida de una vez por todas. Y por eso, hoy día de año nuevo chino, comienzo mi régimen en lo que a las cenas se refiere. Sopa de cebolla  (de sobre, pero customizada, mea culpa, lo confieso, no me gusta cocinar) y de postre, fresones. Eso sí, el lujo, lo da el vino californiano: Simi. Un "sauvignon blanc" suave pero no insípido. Me ha gustado. No sé si repetiré porque supongo que parte del precio han sido impuestos de importación y prefiero seguir descubriendo o invertir en vinos españoles, pero al menos, ya sé que hay un vino de California que está rico y que ha combinado a la perfección con mis dos escuetísimos platos.

Ya, ya sé que un régimen no se hace bebiendo alcohol, pero lo siento. El vino es una de mis debilidades y no pienso renunciar a ello salvo por razones de salud. Y aún así, me costaría mucho... Y como soy golosa, de postre, una crema de orujo que es otro lujo -y un pareado-, ya que, ésta que os comento, está con diferencia mejor que muchas otras. Así que dos pequeños lujos confesables en la cena de una noche de jueves tras la resaca de fin de año. ¡No me quejo!
¡Un besazo!
Sylvie Tartán.