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jueves, 19 de mayo de 2011

El mobiliario de casa y los seres que lo habitan, que no son pocos.

Queridos amigos, ¿os habéis parado a pensar alguna vez en lo que podéis encontraros debajo de la cama? No, no me estoy refiriendo a pelusillas, polvo y demás complementos, bastante inofensivos por cierto, que ocupan normal e inevitablemente esos espacios. Hablo de monstruos y seres malignos y desconocidos que habitan justo ahí, bajo vuestro lecho. ¿No lo sabíais? Pues raro es que estéis entre nosotros todavía.
Desde que tengo uso de razón, mientras duermo jamás dejo un brazo o una pierna, (míos, se entiende), colgando de la cama por si acaso aparece una garra peluda de ahi abajo y tira de mis extremidades hasta llevarme a sus dominios para no volver jamás. Quien me conoce, sabe que esto es cierto. Y os hablo en serio. Nunca, nunca les facilitéis el trabajo a estos monstruos. Ellos no pueden sacar su cuerpo de ese habitáculo, con lo cual, nunca os irán a buscar si estáis bien tumbaditos, con todo el cuerpo encima de la cama y dentro de la zona de seguridad marcada por los límites del colchón.


Si no os lo creéis, no tenéis más que leer "No mires debajo de la cama" del genial Juan José Millás, quien, utilizando la ficción para no asustar demasiado, corrobora estas teorías que os cuento. De hecho, todos los días desaparece gente en el mundo y no se vuelve a saber de ella. Todos siguen un parámetro, os lo aseguro y ése no es otro que dormir de manera descuidada, dejando fuera de protección brazos, piernas, cabeza... ¿Quienes creéis que se llevan a estas personas? Ya os lo he dicho. Espeluznante.




Lo mismo ocurre con los objetos que tenemos en casa. Aunque pensemos que son piezas inanimadas, cuando dormimos cobran vida, ¡vaya si la cobran!  Y son capaces de cualquier cosa. Tienen sus discusiones, sus problemas, sus alegrías y sus malestares, sus amistades y sus odios y ¡ay de ti como te cojan ojeriza! ¿No habéis leído que una de las causas más comunes de fallecimiento son los accidentes domésticos? ¿Cuánta gente ha muerto por algo tan simple como caerse de una silla? Por Dios, si hasta acabaron con la dictadura portuguesa, hiriendo de muerte a su jefe de gobierno,  Antonio de Oliveira Salazar. ¡Derrotado por un mueble!
Si atáis cabos, os daréis cuenta de que a veces el lugar más peligroso es nuestra propia casa.
Silla Jill de Vitra http://www.vitra.com/es-es/ en colaboración con Alfredo Häberly.

Lleváos bien con vuestro mobiliario porque os aseguro que si no, os la puede jugar.
¡Cuántas veces hemos buscado cosas en casa y no las hemos encontrado? Eso es que aprovechando el agravante de nocturnidad se cambian de sitio y antes de que nos despertemos se olvidan de regresar a donde estaban. Algunas veces es porque tienen problemas de memoria con la edad, pero otras lo hacen a propósito para volvernos locos, o para provocar una discusión en casa. ¿A quién no le ha desaparecido dinero y le ha echado la culpa a su hermano pequeño, a su hijo o a su abuela que frecuenta el bingo?

Carterita de Gucci.

¿Y cuándo se estropea un electrodoméstico? ¿Por qué va siempre otro detrás? No, no es la bruja avería. Es que esos aparatos eléctricos eran pareja y si uno se va, el otro también se quiere ir. El mobiliario de casa es tremendamente fiel y está muy mal visto que una lavadora comprometida con una tostadora, por ejemplo, se estropee y la tostadora se quede ahí, a ver quien puede ser el sustituto. ¡Uf, no, no, no! Lo que hacen es irse los dos al punto limpio a reciclarse juntos y allí consuman su matrimonio, uniéndose para siempre quizás en forma de radiador eléctrico o como batidora, nunca se sabe. Por eso en los esponsales se dice "hasta que la muerte os una" y no como nosotros, la triste frase de "hasta que la muerte os separe".


http://www.serviciotecnicobosch.com/

 Pero no todo es tan idílico y romántico. Nuestros ordenadores son los más vengativos. ¿Por qué? Porque son a los que peor tratamos. Concretamente, el ratón se lleva la peor parte. No lo digo yo, lo dicen las estadísticas. Y cuando tanto ellos como el resto de componentes, están hasta las narices de tanto golpe y de tanto insulto, y de que además les tiremos las migas del bocadillo del almuerzo, bajan sus defensas y cogen algún virus para que te quedes sin sus servicios y sin tus archivos, por unos días o para siempre.

http://www.clinicadelordenador.com/
Tema aparte son las planchas. Ellas van con su arma principal por delante que es su placa ígnea. Pero no te confíes pensando que conoces todo su arsenal. Cuando era niña, tras desenchufar una plancha me metí el enchufe en la nariz (cosas que hacen los niños) para comprobar que encajaba perfectamente en mis orificios nasales y me dio una descarga eléctrica que, como véis, todavía recuerdo. Ahí empecé a tenerles respeto y cierto recelo.

La señora Plancha.
También hay objetos suicidas. Se tiran, de verdad, que yo los he visto. Son cosas que están sufriendo mal de amores o una fuerte depresión y de repente se tiran y mueren. A mi me pasó hace un par de años con un regalo de boda, una fuente antigua de porcelana que tenía colgada en la pared. Una noche a las tres de la madrugada se tiró. Me llevé un susto de muerte. Quiso acabar con todo y lo hizo de forma digna, todo hay que reconocerlo, ya que no se llevó a nada ni a nadie por delante. Escogió la noche para no causar peligro alguno.
Normalmente si quieren terminar con su existencia, eligen esta forma de suicidio: altura combinada con fuerza de la gravedad. La más efectiva, no suele fallar. Tampoco es que tengan muchas más opciones, eso es cierto.
En fin, para mi, nada de esto es nuevo. Yo, ya sabeis que mantengo conversaciones fluidas con mi coche y ahora os confieso que también con el mobiliario de casa. Eso creo que lo hacemos todos. Quién no habla con el microondas, azuzándole para que apure o con el grifo del agua caliente para que temple pronto el agua. Y ya no digamos con el teléfono para que suene en determinados casos. Yo, como véis, no soy tan rarita.
http://www.movilesdualsim.com/
También hablo con mi casa, por supuesto. Cuando regreso de un viaje, siempre la echo de menos y me alegra volver a entrar en su espacio acogedor y resguardado. Ella tambien me ha echado de menos y si me voy mucho tiempo, suele tener pataletas y me recibe con algo estropeado, ¡no falla!
Las casas, cuando las abandonamos, sufren y empiezan a deteriorarse, eso lo sabe todo el mundo. Hasta los monstruos de debajo de la cama que, en estos casos, si no huelen carne fresca durante un tiempo, se van en busca de ella a otro lugar conectado secretamente con sus abismos.
¡Seguid mis consejos, queridos míos! No quisiera perderos a ninguno de vosotros.
¡Muy feliz fin de semana!

Sylvie Tartán.

15 comentarios:

  1. Mi querida Sylvie,de tal palo tal astilla.Como sabes ,no me acuesto sin cerrar armarios y cajones de los dormitorios..."por si las moscas"...Pero ya no miro bajo la cama,ja..ja...

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  2. ¡Jajaja! Yo tampoco asomo nunca un brazo o una pierna de la cama. Es más, si lo hago por un descuido, me siento terriblemente mal, desprotegida, y lo vuelvo a esconder rápidamente. Y sí, totalmente cierto y verídico que los monstruos no pueden salir de debajo de la cama y por eso esperan que seamos descuidados. Al igual que los fantasmas no pueden atravesar las sábanas y mantas, y si nos protegemos con ellas, jamás podrán asustarnos o hacernos daño.

    Me creo todo, todito de tu entrada: muebles traicioneros, electrodomésticos que mueren de pena, objetos que se suicidan. A mí me ATACÓ una foto, de repente, salió volando, pero sin que hiciera viento ni nada!

    También hablo con las cosas. La gente cree que estoy loca, pero yo sé que tienen vida ;)

    Me ha ENCANTADO tu entrada. ¡Un besazo!

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  3. Ah, no he leído ese libro, pero me lo apunto. ¡Gracias!

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  4. ¡Gracias mami! ¡Y gracias Lady Boheme! Así que no soy la única, ¡me alegro! Yo estoy convencida de que los muebles y electrodomésticos tienen vida. Estoy segura de que habrá más testimonios que lo certifiquen. Os recomiendo el libro. Lo leí hace años y me gustó mucho. ¡Un beso para las dos!

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  5. Pues yo debo ser una valentona porque no hay cosa que me dé más gustirrinín en pleno sofoco nocturno que sacar el pie de entre las mantas para que tome el aire. Una tontería, pero me quedo tan a gusto...y tan fresquita, jajaja.

    Sin embargo, reconozco que sí hay algo que me mosquea, y es que mi gato, sin venir a cuento, se ponga como en alerta mirando a yo qué sé qué. Ya me lo tomo a guasa y cuando lo hace hasta le pregunto si tenemos visita de algún fantasma. El día q me conteste que sí ME DA ALGO!!!

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  6. Yo tambien estoy de acuerdo. Cuando me acuesto tiene que estar todo en su sitio, nada fuera de donde no debe...armarios cerrados, cuadros rectos...además por la noche se oyen los crujidos de los muebles antiguos... una vez un espejo antiguo enorme que habia vivido un siglo en el barrio de Salamanca y que yo compré, me duró unos meses. Un día se deshizo como si le hubiese desintegrado por un disparo un rayo laser.
    Buen fin de semana y cuidado con lo que nos rodea...

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  7. ¡¡¡Todo cierto y comprobado!!!A mi todas las tardes de Nochebuena,se muere, sin aviso,un electrodoméstico imprescindible.Esto me ocurre desde hace años.Y ya no hablo de los objetos,que al necesitarlos urgentemente,desaparecen y vuelven tan tranquilos cuando les da la gana...Creo que me hacen"Luz de gas"...Adecuadísima la foto de las garras.Besitos.

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  8. Place, ten cuidadito, no te confíes. ¡No me gusta que dejes el pie fuera de la cama! ¿No te puedes refrescar de otra manera?
    Lo del espejo es porque añoraba su otra casa, está claro, y lo del 24 de diciembre, Kisia, es que les gusta hacer gamberradas.
    ¡Gracias por vuestros comentarios, besitos!

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  9. ¡Uyuyuy! ¿Y si en realidad esos sucesos, esos extraños fenómenos fueran obra de los llamados elementales...duendes, ratones coloraos u otras criaturillas?

    ¡Un saludo, Sylvie!

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  10. De acuerdo con todo Sylvie...Mi ordenador se rebela muchas veces y hace cosas que yo no quiero,y el ratón intenta tirarse de la mesa frecuentemente......Y ahora me pongo serio,conozco dos casos de muerte al caerse de la silla.Me gusta mucho tu blog,enhorabuena.

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  11. Confieso que también pongo a salvo todas mis extremidades dentro del perímetro de la cama, no podría dormir con una fuera!!En cuanto al resto de la entrada, estoy de acuerdo. En casa, la tele y la Wii se encienden a altas horas de la madrugada, parpadean un poco y se vuelven a apagar...la primera noche me llevé un susto!!!Supongo que conversan como dos buenas vecinas del primero y segundo piso...Buen fin de semana!!

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  12. Bueno....a mi nunca me ha gustado tampoco sacar
    nada fuera de la cama..pero ahora puedo..porque tengo un canapé de esos donde guardas cosas y el monstruo no puede salir porque peso mucho para que habra la tapa XD
    Lo del enchufe en la nariz....sin comentarios ;D
    Yo también hablo a mi coche, ya dije una vez..seguro harían buenas migas :)
    Con las cosas que desaparecen..bueno conmigo les suele durar poco..soy un Sherlock Holmes para encontrarlas cuando nadie lo hace je je!
    y el ordenador lo trato bien....lo he "curado" montones de veces y ya tiene añitos se nota que el mimo le hace bien XD.
    Uy!
    a poco mas te lleno la página!
    besitos!!!!

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  13. ¡Gracias chicas por vuestros comentarios! Yo sigo pensando que el mobiliario y enseres se confabula contra nosotros de vez en cuando. Marina y Mininessie, hacéis muy bien poniendo vuestras extremidades a buen recaudo. ¡Un besazo!

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  14. uy, uy, uy !! ¿ esto es contagioso ? ¡¡ que imaginación !! jamás hubiese podido pensar que mi casa pueda tener tanta vidilla interior; cuando siento algún crujir observo fijamente por si es la polilla...anda que..¿ y si habita un duende que nos observa ? creo que pondré un trasgo y allá ellos se las arreglen ja!ja! Creo que leeré el libro de Millás , es cierto , es muy ingenioso ¿ se fumará alguna hierbita ?
    Como anécdota.. Sylvie te cuento que es la 4ª vez que intento enviarte este comentario, todo problemas con mi portátil...no sé que pensar.

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  15. ¡Ja, ja! Cuida tu portátil que te la quiere jugar. Primero empiezan así y luego ya sabes, ¡virus!
    ¡Besos y gracias!

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