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viernes, 2 de septiembre de 2011

Bodegas Martín Codax, ¡mi último chapuzón del verano en albariño!

Queridos amigos, de nuevo estoy en plena inmersión buceando en las profundidades abisales de uno de mis temas predilectos: El vino.
¡Ah! ¿Qué tengo algún lector abstemio? ¿Que no te interesa este asunto? Pues a ti, lector no bebedor, te ruego que sigas leyendo y no pongas excusas porque rezaré desde hoy por tu conversión y tu próxima entrada en el Reino de los Cielos Terrenales. Amén.

Albariños de Bodegas Martín Códax dispuestos a ser saboreados.
Como os iba diciendo, el vino es uno de mis temas favoritos porque no sólo puedes hablar de él sino que además te lo puedes beber, así que si sois tan sugestionables como yo, que cuando estoy viendo una película de vampiros me apetece un bloody mary o si veo una de caníbales me lanzo a comer unas tiras de jamón ibérico, sugiero que os vayáis poniendo una copita fresca de vino blanco, a ser posible albariño. Yo os espero y mientras me voy poniendo la mía que, seguro, me servirá de fuente de inspiración y me acompañará en esta larga entrada.

"Organistrum", de Bodegas Martín Códax en copa de Murano y posavasos de Burano.
¿Ya? Os sigo contando entonces. Este verano, cansada de playa y piscina decidí darme una verdadera alegría sensorial y gustativa al cuerpo y también aprender un poco más de la cultura vinícola de la tierra que me vio nacer, Galicia. Así que acepté encantada la invitación de las bodegas más emblemáticas de la Denominación de Origen Rías Baixas, las Bodegas Martín Códax http://www.martincodax.com/.



Emocionada y feliz, me levanté esa mañana dispuesta a pasármelo de miedo en compañía de María Otero, responsable de enoturismo y de Yara Bueno, jefa de comunicación de las bodegas. Y en esa estupenda compañía, profesional y cariñosa, no sólo hice mi catas sino que aprendí mucho de estas bodegas que nos ofrecen más que buenos vinos y que apoyan la cultura, la moda, el deporte... y hasta a las especies salvajes en extinción. Leed y lo descubriréis.

En la impresionante entrada.
Martín Códax toma su nombre del más célebre trovador gallego, autor de siete cantigas de amigo que se encuentran en un pergamino que data de finales del siglo XIII, comienzos del XIV y en las que se canta al amor y al mar. El nombre no podía estar mejor buscado ya que en estas bodegas se respira amor al vino entre sus paredes y sus viñedos crecen a la orilla de la Ría.

Imagen del pergamino auténtico extraída de la wikipedia.
El descubrimiento de este pergamino se debió al azar. Un comerciante de libros antiguos llamado Pedro Vindel lo encontró en su librería en 1914. Después de alguna vicisitud que otra, en 1977, lo adquirió la Pierpoint Morgan Library de Nueva York , http://www.themorgan.org/, que es la actual propietaria del Pergamino Vindel, como así se llama en honor a su descubridor.

En las bodegas, un facsímil de las Cantigas, al lado del vino que lleva el nombre de su autor.

Tapones de corcho Martín Códax.

Una preciosidad.

Pero volvamos al vino. Estas bodegas llevan veinticinco años en pie. Se fundaron en 1985 por un grupo de viticultores en forma de cooperativa. Comenzaron cincuenta socios y actualmente hay doscientos setenta. Aparte, más de trescientas familias actúan como colaboradoras. En total Martín Códax da trabajo a seiscientas familias.

La Virgen de las Viñas, patrona de estas bodegas, cuya festividad celebran por todo lo alto, reuniéndose todos los socios, en octubre.
¿Y qué significa ser colaborador? Colaboradores son los propietarios de viñedos que venden año tras año su cosecha de uvas a Martín Códax quien les exige rigurosos controles de calidad antes de admitírsela. De hecho, las propias bodegas disponen de una empresa de servicios agrarios que asesora a estas familias para que puedan conseguir las mejores uvas evitando posibles enfermedades y otros riesgos a los que están expuestos los viñedos.
Detalle del interior de las bodegas.
Las uvas se transportan en cajas de veinte kilos como máximo para que los racimos no se estropeen por aplastamiento. Los viñedos elegidos de esta uva son los mejores y el sistema, como véis, es de emparrado, minifundista (normal en Galicia), con mucha humedad y sal, dada su proximidad al mar. Por eso al albariño se le llama el vino del mar.

El mar casi baña las raíces de estas cepas.
Al ser una Denominación de Origen os podéis hacer una idea de los fuertes y rigurosos controles de calidad que tienen que pasar. Así que, si os venden en una tienda u os ponen en un restaurante una botella de albariño sin la etiqueta de la denominación, tranquilos, ¡no es veneno! pero que sepáis que no ha pasado esos controles ni los procecimientos necesarios para que tenga el sabor y la casta que le corresponde a este espléndido vino considerado ya uno de los mejores blancos del mundo.

Bodegas Martín Códax patrocina también un grupo de música www.martincodax.org/, restaurando sus instrumentos medievales. Podéis ver una exposición de los mismos, el próximo mes de  noviembre, en Pontevedra.

Al hilo de la conversación con mis asesoras me surgió una duda, ¿se bebe este albariño fuera de España? ¿O sólo somos nosotros los privilegiados?  Y lo que me suponía. Martín Códax exporta sus vinos a un buen puñado de países, cuarenta y ocho en concreto, siendo los más consumidores Estados Unidos, Finlandia, Alemania, Reino Unido y Bélgica. ¡Y a mi que no me sorprenden estos datos! Eso sí, a veces, según el país destinatario del cargamento, las bodegas tienen que modificar algunos aspectos del embotellado de sus vinos, como la etiqueta que a lo mejor allí no se comprende o no es apropiada, o incluso el tapón que tienen que sustituirlo por uno de rosca. Así que si os encontráis un vino Martín Códax fuera de España con otro aspecto, no os preocupéis, no es un vino "pirata". Eso sí, siempre que lleve el etiquetado de la D.O.

Martín Códax es el principal patrocinador de la regata que lleva su mismo nombre.
Pero entremos ya en las bodegas. Lo primero que nos vamos a encontrar es la zona de recepción de la uva donde se hace el despalillado, que como su nombre indica, es donde se quitan los palitos de los racimos de las uvas y se separan éstas de la estructura vegetal del racimo. Después se prensa la uva con una prensa neumática, una especie de globo que se va hinchando.
Zona de recepción de la uva.
El albariño pasa por una primera fermentación alcohólica, que como todos sabéis es el proceso en el que los azúcares contenidos en el mosto se convierten en alcohol etílico y después una segunda fermentación maloláctica a menos temperatura, en la que se corrige su acidez y que consiste en la transformación del ácido málico en ácido láctico.

Los depósitos que véis van desde los 30.000 litros a los 90.000.


La gestación del vino no hace ruido por eso en estas salas reinaba un enigmático silencio.
Esta fermentación maloláctica se produce por el desarrollo de las bacterias lácticas que hay en las uvas maduras y exige el transcurso de un tiempo. Cuando os hablaba de los vinos "sin etiqueta" y caserillos y os decía que no tenían la misma calidad es precisamente porque les falta esta segunda fermentación y para cubrir su ausencia lo que se suele hacer es compensar la acidez del vino con azúcar añadido. De ahí la gran diferencia de sabor.

Taller sensorial Obradoiro de Cata.
Los vinos Martín Códax han recibido numerosísimos galardones, uno de ellos, el que concede la Cata de las Añadas donde se premian vinos jóvenes de añadas pasadas para demostrar la versatilidad y longevidad de la uva albariña. Hablando en plata, se premia a lo vinos que tienen una vida útil larga y en perfectas condiciones, con todas sus propiedades.

La curiosa copa negra que véis es para hacer catas a ciegas. Al no ver el color del vino, sólo entran en juego aromas y sabores.
 Paseando por las entrañas bodeguiles, nos encontramos con muestras de los diferentes vinos. El buque insignia de las bodegas es Martín Códax, un albariño que supongo conocéis casi todos, pero tienen muchas otras exquisiteces. Como el Martín Sarmiento de sus viñedos de El Bierzo o el Cuatro Pasos, en sus dos versiones, rosado y tinto. Un vino curioso, cuyo nombre y etiqueta proceden de cuatro huellas de oso pardo que se encontraron en esa zona.

Martín Códax colabora en la protección de animales en peligro de extinción, como los osos pardos que están desapareciendo por falta de presencia del ser humano en determinadas zonas ya que sin el hombre no hay cerezas, castañas y otras frutas de las que se alimentaban estos animales.
También se ocupan de recuperar los cortines de piedra donde se instalaban las colmenas de abejas, también en peligro de extinción. Todo ello lo hacen a través de FAPAShttp://www.fapas.es/ , una organización sin ánimo de lucro cuyo fin es la protección de los animales salvajes.

Osos pardos en cautividad, fotografiados por mi el año pasado en el Zoo de Madrid. ¡Qué pena me dieron ellos y el resto de animales!
También tienen un acuerdo de colaboración con la Asociación Galega de las Mariscadoras/es http://www.agamar.es/ y así, si queréis venir a visitar las bodegas, hacer catas, tomaros algo en su maravillosa terraza, celebrar un evento e incluso casaros aquí, (tienen salón nupcial), la cosa puede no terminar ahí. Muchos visitantes aprovechan su viaje al máximo y en Martín Códax les ofrecen paquetes que incluyen, paseos por la Ría, conocer el trabajo de las mariscadoras, conocer los mejores restaurantes de la zona, etc...

Mariscadores de Cambados extraida de http://www.berenguela.com/
Y pasemos a la cata de vinos. El primero, el ya citado "Martín Códax", es el más popular.
El que catamos era del año 2010, que curiosamente es el año en que mayor grado de alcohol ha alcanzado, 13º cuando normalmente suele tener 12,5º. Es un vino estructurado, consistente, con sabor a frutas cítricas, y de pulpa blanca, notas salínicas, y conforme va madurando, con sabor a reineta, nectarina y notas de melón. ¡Una delicia!

Bellísimo cartel publicitario de Martín Códax que adornaba las paredes de las bodegas. ¡Por algo van a estar en la Vogue Fashion Night Out!
Y de la delicia, pasamos al consejo de temperatura para servirlo. Sobre 13º sería lo correcto. Es cierto, que a veces abusamos del enfriado porque pensamos que así el vino estará más rico. Y sí, si es un vino no muy afortunado, el frío camufla sus defectos, pero si el vino es bueno, como es el caso, con la temperatura que os digo es más que suficiente ya que si no, se oculta su buen sabor.

Caseta Martín Códax de la Fiesta do Albariño 2011. En agosto, en Cambados,  ¡no os la perdáis, divertidísima!
El segundo vino que probamos fue "Lías", cuyo nombre hace referencia a las sustancias sólidas acumuladas en los depósitos tras la fermentación del vino. El del año 2008 es el que acaba de salir a la venta. De color amarillo pajizo es el equivalente a un crianza. Más fuerte que el anterior, con sabor a fruta más madura, tonos de pasteleria y panadería muy sutiles. Estructurado, más potente, menos ácido. Éste hay que abrirlo un poquito antes de consumirlo y si lo compras ahora, estará perfecto para beberlo estas Navidades.



El tercer vino lleva nombre musical: "Organistrum". Del año 2009, fermenta en barrica de roble francés. Barricas que sólo se usan durante dos años y luego se desechan. Este riquísimo vino tiene un sabor envolvente, a manzanas y casi casi, a tarta de manzana con hojaldre de canela y también a mantequilla. Su nombre procede del órgano del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. ¡Absolutamente recomendable!
Zona de las barricas de roble.




Y para el final dejo lo mejor, una rara exquisitez que me encandiló: "Gallaecia", nombre con el que bautizaron los romanos a Galicia, un vino de pasiones encontradas y público selecto. ¡Me fascinó al primer sorbo! Por supuesto, pasé con éxito la prueba del pedigrí.
Éste es un vino que en los veinticinco años que llevan las bodegas abiertas, sólo se ha elaborado cinco años ya que la uva tiene que tener unas características especiales y un hongo, la Botrytis Noble o podredumbre noble que le da un aroma y un sabor muy especiales.


Se suelen producir, el año que se dan las circunstancias propicias, de diez a doce mil botellas, todas numeradas. Se le denomina "El oro de los dioses". Huele dulce pero no lo es. El que probé, del año 2007, sabía a fruta muy madura, persistente, con notas de pasas e higos, recuerdos de miel y mermelada de naranja amarga. ¡Fue mi favorito indiscutible! Una escasa delicatessen a la que declaro hacerme adicta desde este mismo momento.

La espectacular terraza de Martín Códax. En los días despejados se ve El Grove, la isla de Sálvora, Villagarcía...


¡Ay, amigos!  Ahora en Madrid, agarrada a mi copa como si me fuera la vida en ello, me quedo rememorando esa mañana rodeada de viñedos salados, de vinos que sabían a tartas de frutas y de personas encantadoras que me lograron explicar que el vino no procedía del Cielo, pero casi...
¡Muchísimas gracias por ese rato inolvidable!


Y ya solo me resta desearos un fin de semana excelente, no sin antes dejaros los datos necesarios para que tengáis vosotros también una experiencia vinícola igual o mejor a la mía.

Bodegas Martín Códax
Burgáns 91 - 36633 Vilariño,
Cambados - Pontevedra.

TLF: 986 52 60 40
Horario de visita:De lunes a Viernes:
Mañanas: a las 11:00 h., a las 12:00 h. y a las 13:00 h.
Tardes: a las 17:00 h., a las 18:00 h. y a las 19:00 h.
Sábados:
Mañanas: a las 11:00 h., a las 12:00 h. y a las 13:00 h.
www.martincodax.com/
También los podéis encontrar en facebook y twitter.

¡Muy feliz fin de semana y un gran beso para todos!

Sylvie Tartán.

16 comentarios:

  1. Vaya, menuda despedida del verano!! Tú sí que sabes. Yo también he estado por esas tierras, pero nadie me había hablado de esta bodega... En cualquier caso, con lo bien que nos lo has contado todo, casi me siento como si yo también las hubiera visitado. Eso sí, la experiencia sensorial queda pendiente. Bss,

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  2. Que apetecible todo...me encantan las bodegas. Y para el proximo año no me pierdo la fiesta del albariño y desde luego pasar por la caseta de Martin Codax

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  3. bueno...aunque yo de vino nada..pero el reportaje genial!

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  4. Desde fuera de Galicia se ve aún más apetecible un buen albariño.La descripción de la bodega y de todo lo demás, perfecta.La visité y me encantó.Un beso

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  5. Genial el post. Yo cada vez que puedo visito viñedos, pero hace tiempo que no he podido ir de viaje (desde hace 2 años).


    Me encantaría que te sumes como seguidor a mi blog, y por supuesto, yo haré lo mismo.

    ___________________________
    www.artbyarion.blogspot.com

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  6. Querida Sylvie : rezaré contigo por lo no conversos, el vino es un placer de dioses !!, no saben lo que se pierden. El Martín Códax me encanta y si, como ayer , lo compartimos con marisco y amigos viendo la costa gallega , es que ya no tiene precio. No he probado alguno de los que mencionas pero , en cuánto tenga oportunidad , me daré un homenaje .

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  7. ¡Muchas gracias a todos! Place, una pena que no hayas catado estos vinos pero no te preocupes que los hay a lo largo y ancho de nuestro país y otros cuantos más.
    Kitty, la fiesta del albariño es súper divertida, eso sí, imprescindible beber albariño.
    Muchas gracias Mininessie.
    Kisia, tú ya sabes de lo que hablo.
    Arion, muchas gracias y ¡hecho!
    Snowie, tenemos que hacer una novena, ja, ja! Me alegro de que compartamos gustos.
    ¡Besos y muy feliz semana para todos!

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  8. Sylvie, en tu purgatorio... ¿sirven albariño fresquito? Era por cometer algún pecadillo merecedor de tanta purga.

    Delicioso reportaje, que trae oleajes de verano reciente.

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  9. ¡Hola compañero bloguero! Pues mira, me encantaría que algún día los blogs fueran un poco interactivos y si os hablo de vinos, nos pudiéramos tomar uno juntos. Eso sería maravilloso. ¡Tiempo al tiempo! ¡Un abrazo y muchísimas gracias!

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  10. Sylvie, qué bien te lo pasas, como siempre. Tomo nota de esos vinos. Solo conocía Martín Códax a secas. Un abrazo.

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  11. Leí tu crónica de la visita a Martín Códax, muy buena por cierto. Espero que después de "catar" todo eso no hayas vuelto conduciendo, con los controles que hay por toda esa zona. Martín Códax, junto a Condes de Albarei, son las dos grandes cooperativas del Salnés. No conozco el vino de lias ni el de barrica, ambos muy de moda en todas las bodegas. Cuando tengamos tiempo y dinero, más pronto que tarde, te invitaré a una botella del vino de lias que hace Paula en Mar de Frades, se llama finca Valiñas y de verdad que me parece riquísimo.
    ..

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  12. Anda... y yo que no pedia Martín Codax porque pensaba que era el más normalito. Soy gallego y siempre me inclinaba por vinos de otras bodegas menos conocidas. Pero mira, probaré estos que comentas y que son tan deliciososs. Gracias por descubrírnoslos!!

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  13. Hola sylvie, ya he vuelto de unas vacaciones larguisimas y me parecen unos vinos muy exclusivos y esquisitos. Para el proximo fin de semana daré una cena y desde luego contaré con el Gallaecia, me parece divino. Me ha parecido todo ideal

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  14. ¡Muchas gracias por vuestros comentarios!
    Francisco a mi me pasaba algo parecido a ti, aunque "Organistrum" sí lo conocía. Juan, se nota que eres de la tierra y estaré encantada de que me invites a una copa de Valiñas.
    Anónimo, me alegro de que haya servido la entrada para daros a conocer vinos interesantes.
    Ladymarcas, tú siempre tan exquisita, harás buena elección con Gallaecia, ¡es delicioso!
    ¡Un beso para todos y mil gracias!

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  15. Alguien me dijo que escribías muy bien y me dije: "bueno, veamos..."
    Y efectivamente, no escribes mal, pero no pude leer casi nada de la crónica, porque llegué a los "anillos punk" y me dio la vomitona.
    Primero, porque son un horror (en mi modestísima opinión...reconozco que nunca tuve mucho gusto) Y mira que a mí me gusta el gótico, pero es que lo de la calavera "coronada"....uffff, menudo pastiche.
    Segundo: pero querida ¿tú sabes lo que es el punk? No me imagino yo a la Patti Smith con el sobaco sin depilar y con "ESO", puesto en el dedo índice mientras se desgreña cantando: "Baby was a black sheep, Baby was a whore". ¡Dios bendito! ¡Eso sí que sería un purgatorio!
    En fin, que creo que seguiré con mis lecturas habituales, resultan mucho más rentables para mi alma. Gabba gabba hey!!!

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  16. ¡Para gustos colores, querida! A mi me encantan los anillos de Isidoro, de verdad. Pero lógicamente no le pueden gustar a todo el mundo. Siento que hayas puesto el comentario en el lugar equivocado, debió de ser por el berrinche que te cogiste al leer la crónica que te despistó, ¡ja, ja! En cualquier caso, muchas gracias por tus palabras y siento no haberte "captado" como lectora. ¡Un beso!

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